Con su mano izquierda, Primitivo Villalobos sostiene la vara de hierro negro, mientras que con su diestra hace descender su martillo.El sonido de metal contra metal se escucha incluso afuera de su taller, haciendo salir chispas del hierro. Luego, como si fuese arcilla, Villalobos, con su martillo, dobla el hierro, dándole unos toquecitos que luego convertirá en unas varas para una reja.
Es otro día mas de trabajo para Villalobos, quien es mejor conocido como “El Primo”. Aunque puede hacer el trabajo típico de los antiguos herreros, Villalobos, de 48 años de edad, es un artesano maestro del metal. Si es un trabajo de metal, se precia de hacerlo a la orden.
Ya sea un caballero gigante de 24 pies de altura al estilo del Señor de los Anillos o un barco medieval o el campesino que adorna el exterior de Radio KDNA, Villalobos y el metal parecen fundirse en uno solo, convirtiendo cada obra de arte única en una creación del artista.
Su labor, hecha a pedido y por clientes de todo el Valle, está muy en demanda. La noche anterior a comenzar con las rejas, las cuales son un encargo de un ganadero de Naches, apenas durmió tres horas. La formación de un artista
El maestro del metal del Valle llegó de indocumentado en 1976 a los 13 años de edad a Cowiche para trabajar en el cultivo de la manzana. Junto a sus padres, Villalobos durmió en un balde (bin) de manzanas, le tocó tomar agua de un río cercano y sólo salían de noche a comprar comestibles al pueblo por temor a las autoridades o las redadas de inmigración.
“No podíamos venir al pueblo porque nos daba miedo”, evoca Villalobos. “En aquel tiempo nomás miraban una cabeza negra y lo agarraban y lo arrestaban a uno”.
Sin embargo, una familia norteamericana de Cowiche se ofreció a cuidar de Villalobos al concluir el trabajo del campo. Sus padres accedieron y así fue como el joven se pasó los dos siguientes años en el Valle.
No obstante, dos años después, Villalobos regresó a Laredo y a un taller de orfebrería y arte, donde años antes había trabajado como barrendero. La familia del negocio accedió a enseñarle en el arte de hacer armaduras de caballeros españoles, galeones, barcos filipinos y todo tipo de diseños con metal.
La labor era toda a mano, usando métodos que datan desde los días medievales, dice Villalobos. Desde la forja del metal, la pintura, la escultura con cincel y el dibujo, todo era un trabajo de artesanía que hoy en día prácticamente se ha perdido, añade Villalobos. Forja tu acero
Pese a que su trabajo era artesanal, Villalobos dice que en México tienden a valorar poco a los maestros artesanos. La paga es baja y hay poca clientela para los artesanos de comisión o de encargo.
“Dicen, ‘Ah, es el herrero…”, cuenta Villalobos. “No aprecian el trabajo”.
Ya de adulto, Villalobos, regresó al Valle. Trabajó en los campos deliberadamente evitando trabajar como soldador, ya que su vista se había dañado por las largas horas de trabajo.
Así pasaron los años. Se casó con su actual esposa, Imelda, quien es quien le lleva las cuentas y ha sido instrumental para su actual negocio, dice Villalobos.
Pasó varios años trabajando en los campos y en fábricas de metal, sin el toque artesanal. Hasta que el trabajo se le terminó tras el 9-11, dice.
Fue cuando le surgió la idea de poner su propio taller, el cual actualmente tiene justo detrás de su casa, dice. Fue precisamente para una familia de Cowiche para quien hizo su primer encargo: unos maceteros de metal.
Y el resto es historia.
Todo aquel que desea unas rejas únicas, maceteros, candeleros o cualquier trabajo artesanal de metal, acude a Villalobos para encargarle un trabajo. “El Primo”, como lo conocen todos, suele recorrer el Valle en su camioneta y se precia de poder hacer cualquier encargo.Mientras tanto, dice que sigue enamorado del arte medieval español y de la época romana. Como prueba, hace algunos años construyó un caballero de 24 pies de altura en Laredo.
Cuenta con entusiasmo que para traerlo al Valle tuvo que ponerlo en varios camiones. Durante el trayecto lo multaron varias veces, pero por fin lo trajo a su casa.
Más terminó vendiendo el caballero, el cual evoca una armadura de El Señor de los Anillos, a un hotel de Leavenworth.
Villalobos dice que quiere comenzar un taller para enseñar su arte a las nuevas generaciones del Valle. También quiere algún día crear otro caballero gigante.
Pero mientras tanto, en su taller, Villalobos tiene su frente perlada en sudor, su cuerpo delgado envuelto en un delantal de cuero de vaca, para protegerlo de las chispas que estallan del hierro. Sigue martillando y cincelando rejas.
Tiene mucho trabajo, pero El Primo no se queja.
Dice: “Es algo bonito”. En Detalle: ¿Quién?: El Primo, Primitivo Villalobos. Maestro artesano demetal. ¿Qué?: Hace todo tipo de trabajos artesanos de metal, desde rejas hasta caballeros medievales. Informes: Puede ponerse en contacto con él en www.primoartisan.com o puede llamarle al 509 854-7299 o al 930-7202.
Fuente: elsoldeyakima.com
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