jueves, 25 de noviembre de 2010

Ana Maria Matute: El Cervantes salda su deuda

       El jurado del premio Cervantes escuchó ayer el clamor popular y galardonó a Ana María Matute, la escritora que ha convertido la fantasía en alta literatura y que parecía condenada a ser una eterna candidata que veía cómo autores con méritos no superiores a los suyos se alzaban, un año tras otro, con la distinción más importante de las Letras españolas. De la autora de 'Aranmanoth' y 'Paraíso inhabitado', el jurado ha destacado su magisterio «como escritora realista y con proyección a lo fantástico». Es, tras la pensadora malagueña María Zambrano y Dulce María Loynaz, la tercera mujer en recibir el premio, de un total de 36 ganadores.

         Esta vez no hubo sorpresas. Desde hace meses, el mundo editorial apostaba por esta autora barcelonesa de 85 años, pese a que ella, escéptica a la fuerza después de tantas ocasiones en las que llegó a las últimas votaciones, repetía a quien quisiera escucharla que estaba convencida de que el tren del Cervantes se le había escapado para siempre; como el Nobel, al que fue una seria candidata en los setenta. Aunque el martes a última hora se hablaba también de Juan Goytisolo y José Manuel Caballero Bonald como autores con posibilidades, fuentes próximas al jurado manifestaron ayer que Matute llegó a la sexta y última votación junto a Antonio Muñoz Molina, lo que significaría que las candidaturas de aquellos no gozaban de demasiados apoyos.


         El premio, que está dotado con 125.000 euros, corona una carrera que pese a su precocidad -escribió su primera novela a los 17 años, fue finalista del Nadal a los 21- y a los tempranos galardones recibidos no ha sido fácil. Tampoco lo ha sido su vida, aunque partía con ventaja: hija de una familia acomodada -su padre era dueño de una fábrica de paraguas-, recibió una esmerada educación y tuvo la oportunidad, sin haber llegado aún a la veintena, de conocer a los escritores y editores que protagonizaron la literatura española durante décadas. Sin embargo, la censura le impidió publicar algunos de sus trabajos y cometió un error de bulto al contraer matrimonio con el escritor Eugenio de Goicoechea, del que lo único bueno que sacó fue un hijo, convertido en el centro de su existencia.

Influencias y premios
Matute compartió tertulia con Sánchez Ferlosio, Carmen Martín Gaite, Ignacio Aldecoa, Carlos Barral y tantos otros que formaban una generación brillante de intelectuales que destacaban con luz propia en la grisura del franquismo. Pero, a despecho de esas influencias, fue construyendo una literatura que en poco se parece a la suya. Cuando lo que imperaba en España era el realismo social, ella construía un mundo de gnomos, unicornios, duendes y paraísos inhabitados; más tarde, cuando se puso de moda una literatura experimental llena de autorreferencias, ella optó por una escritura limpia, basada en un modelo narrativo clásico.
          En muy pocos años, Matute ganó los premios Planeta, Nadal, Nacional de Literatura Infantil, Café Gijón... Con poco más de 40, tras el desastre de su primer matrimonio, halló por fin la felicidad. Y entonces, el duende maligno de la depresión decidió instalarse a vivir en su casa. Durante casi dos décadas no escribió apenas nada. Un día, Carmen Balcells leyó unas páginas, un texto desarticulado que no se sentía con fuerzas de continuar. Fue ella, la agente literaria más amada por los escritores y temida por los editores, quien literalmente la obligó a terminar ese libro. Ese y unos cuantos más, porque durante esos años de silencio su cabeza no había dejado de construir historias que se amontonaban en el desván a la espera de ser llevadas al papel. Una de ellas es 'Olvidado rey Gudú', su título favorito.


Una razón para vivir
La literatura terminó por convertirse para ella en una razón para vivir. Fue lo que la sacó adelante cuando murió su segundo esposo, lo que la mantuvo viva cuando hace casi tres años estuvo hospitalizada durante meses. Da igual que fueran cuentos infantiles, género que nadie en la literatura española domina como ella, o relatos 'adultos'. La fantasía reina en todos ellos y le sirve para dar una visión del mundo cargada de humanidad. Una visión dotada también de un sentido del humor muy particular, a veces tan ingenuo que parece corresponder a la niña de doce años que habita -ella lo ha dicho- el cuerpo menudo y frágil de una mujer de 85 años.
          Hace unos días, en una larga conversación en su casa de Barcelona, Ana María Matute -melena blanca, mirada cansada-, anunciaba que iba a empezar a trabajar en otro libro. De nuevo, la literatura como terapia, como forma de sentirse ajena a un mundo en el que no confía demasiado. Una manera de volar para una mujer que de niña jugaba a piratas y que hoy necesita una silla de ruedas para salir a la calle. «Estoy fatal», reconoce con resignación, y para avalar su lamento enumera uno por uno todos sus males. «Me falla la carrocería, pero la cabeza la tengo... tan mal como siempre», y se ríe por ese ejercicio de autocompasión. Ayer, los gnomos que habitan en una casa de muñecas instalada en el salón de su piso de Barcelona estaban de fiesta. Han ganado el Cervantes.


SU OBRA

Infantil. 'El polizón del Ulises', 'Los niños tontos', 'Paulina, el mundo y las estrellas', 'El caballito loco', 'Carnavalito', 'Solo por un pie descalzo' y otros.

Adultos. 'Primera memoria', 'En esta tierra', 'Los Abel', 'Algunos muchachos', 'Los soldados lloran de noche', 'La puerta de la luna', 'Aranmanoth', 'Olvidado rey Gudú', 'Paraíso inhabitado'...

LAS REACCIONES


MARIO VARGAS LLOSA PREMIO NOBEL:«Se lo merecía desde hace tiempo y me alegro porque la admiro y la quiero mucho. Somos viejos amigos»

ÁNGELES GONZÁLEZ-SINDE MINISTRA DE CULTURA: «Había muchos candidatos, pero hay que procurar que la gente que se lo merece reciba los premios a tiempo»

JOSÉ MANUEL CABALLERO BONALD ESCRITOR: «El Cervantes se va dando por edad, por sexo y por otras circunstancias, pero esta vez me parece especialmente acertado»

CARMEN CAFARELL DIRECTORA DEL INSTITUTO CERVANTES: «A Ana María Matute se le dedicarán siempre muchas páginas en cualquier historia de nuestra literatura»


VÍCTOR GARCÍA DE LA CONCHA DIRECTOR DE LA RAE: «Su clave está en la escritura de imaginación con un peculiar, femenino y revolucionario estilo».
Fuente: Diariosur.es

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