viernes, 24 de diciembre de 2010

La resilencia del sector de la construcción

Qué actividades tirarán del carro una vez superada la actual crisis


Aunque no está claro qué cambiará y cómo, sí es seguro que en ningún caso se recuperará el anterior nivel de negocio.
El futuro pasa por la innovación tecnológica, la eficiencia energética, mejorar la competitividad y por aplicar criterios de sostenibilidad e industrialización.
Subsectores como el de las reformas y el mantenimiento cobrarán más peso y también todo lo relacionado con los nuevos avances tecnológicos.
“En psicología, el término resiliencia se refiere a la capacidad de los sujetos para sobreponerse a períodos de dolor emocional. Cuando un sujeto o grupo animal es capaz de hacerlo, se dice que tiene resiliencia adecuada, y puede sobreponerse a contratiempos o incluso resultar fortalecido por los mismos”.

Así define la Wikipedia el concepto resilencia, un tecnicismo del mundo de la ingeniería que se ha extendido a otros campos y que se ha puesto muy de moda en estos tiempos de crisis. El concepto en sí trata sobre la capacidad de sobreponerse. Aplicado a la construcción y en el momento presente, sería cómo el sector será capaz de superar la actual situación económica y cómo será el futuro sector de la construcción que resurgirá de la crisis.

Antes de mirar la resilencia o capacidad del sector para sobreponerse a la dura crisis que atraviesa, es importante contextualizar la situación actual.

Aunque esta sigue siendo muy grave, ya se han visto algunas señales de recuperación, si bien tímidas. Se ha registrado un leve incremento de las ventas y el stock de viviendas se ha estabilizado por primera vez tras que estallara la crisis inmobiliaria. Parece ser que lo peor ya ha pasado, pero de momento las perspectivas para el 2011 no son nada halagüeñas.


Los corsés del sector

A pesar de la gravedad de la situación, el sector de la construcción no ha tirado la toalla. “Hay un gran empeño para salir adelante”, asegura Jordi Balagué, president de l’Institut Gaudí de la Construcció. El sector está sufriendo un fuerte proceso de reestructuración, mientras que los constructores se están esforzando para mejorar en formación y en profesionalización.
Pero el empeño del sector no es suficiente. Según los expertos consultados en el presente texto, hay dos grandes corsés que dificultan el renacer de la construcción: la falta de financiación y una legislación poco favorable.

Sin dinero ni se construye ni se vende, porque ni los promotores tienen dinero para construir ni el cliente tiene dinero para comprar. Aunque parece que poco a poco los bancos van abriendo el grifo de las hipotecas, la situación todavía dista mucho de la normalidad.

El presidente del Institut Gaudí de la Construcció se lamenta de que “sin créditos no hay mercado y hasta que la banca no abra el grifo el sector no se va a poder recuperar”.

El segundo corsé es legislativo. “El mercado por si mismo está capacitado para evolucionar, pero está encorsetado por la regulación existente”, se lamenta el ingeniero industrial Jordi Pedrerol, presidente de la comisión de Construcción del Col·legi d’Enginyers Industrials de Catalunya (COEIC). Pedrerol destaca la legislación laboral como uno de los principales frenos del crecimiento. El ingeniero denuncia que “la actual legislación no favorece que haya personal estable en las empresas, lo que hace imposible que la mano de obra sea calificada y, por tanto, que las empresas se puedan tecnificar y mejorar así la productividad”.

Mejorar la competitividad

Los mejores reclamos en tiempos de incertidumbre económica son el precio y la calidad. En el salón Barcelona Meeting Point (BMP), celebrado entre los días 20 y 24 de octubre, quedó claro que hay que ser competitivos para atraer a la demanda porque esta existe pero permanece a la espera. Enrique Lacalle, presidente de BMP, asegura que el sector ha hecho un gran esfuerzo en este sentido: “se han ajustado mucho los precios y los márgenes”. Pero no es suficiente con ofrecer un buen precio, sino que el producto también debe ser de calidad. Es decir, tanto los precios como los productos deben ser competitivos porque pasada la fiebre inmobiliaria ya no se va a vender cualquier cosa a cualquier precio. La competitividad ha pasado a ser un factor imprescindible.

Por otro lado, la competitividad es un concepto que va muy ligado a la profesionalización. “En los años del boom inmobiliario, el de la construcción era un sector muy atomizado, con muchas empresas y sobredimensionado en cuanto a mano de obra”, explica Miguel Villamor, arquitecto y director de Nemetschek en España, empresa especializada en el desarrollo de software para los profesionales de la construcción. “A partir de ahora va a haber menos empresas y de mayor tamaño y también menos empleo, pero de mayor cualificación”, añade. Según Villamor, “sólo así se va a conseguir que el sector y las empresas que lo integran sean competitivas”.

De la misma opinión se muestra Paloma Sobrini, decana del Colegio Oficial de Arquitectos de Madrid (COAM). Sobrini afirma que “el arquitecto debe de actuar como una empresa. Debemos incorporar los criterios empresariales a nuestra producción. No puede ser que todos los arquitectos queramos ser artistas”.

El negocio de la construcción del futuro

Los expertos consultados no se atreven a decir cómo será el negocio de la construcción del futuro, una vez superada la actual crisis. Las cosas están cambiando, pero nadie posee una bola del futuro para saber cuál será el resultado de este proceso. El que sí tienen claro los expertos es que la situación ya está cambiando y que todavía queda un largo camino.

Pero la mayor incógnita de todas es cuándo se va a recuperar la actividad. El presidente de BMP asegura que “es muy difícil decir cuánto tiempo durará la crisis”. Por el momento, sólo se atreve a afirmar que es optimista en cuanto al 2011: “se seguirá vendiendo y continuará el incremento de las ventas”.

Pese a las muchas incógnitas existentes y a la gran incertidumbre reinante, hay ciertas direcciones que ya se empiezan a vislumbrar. Está claro que el futuro pasa por la innovación tecnológica, la eficiencia energética, mejorar la competitividad y por aplicar criterios de sostenibilidad y de industrialización. Hay un gran terreno que recorrer hacia estas direcciones.

Los subsectores que van a ganar fuerza

En lo que sí se ponen rápidamente de acuerdo los expertos es en que los años de fiebre constructora han quedado atrás y que ya no se volverá a recuperar el elevado ritmo de actividad anterior, que además estaba basado principalmente en la construcción de obra nueva residencial.

Otros subsectores como el de la rehabilitación y mantenimiento van a cobrar un mayor protagonismo a partir de ahora. “En España no tenemos conciencia sobre la gran importancia de la rehabilitación y el mantenimiento -advierte la decana del COAM- y es fundamental. En Alemania, este subsector representa casi el 60% de la actividad del sector de la construcción cuando en España no llega ni al 20%”. Sobrini asegura que hay una gran necesidad de ello porque “ha sido un campo muy abandonado hasta ahora, con lo que hay un largo camino por delante”. El presidente del Institut Gaudí también piensa que “hay una gran necesidad de rehabilitación en España porque el parque de viviendas es muy antiguo”.

Otro aspecto que ya está ganando protagonismo es el de la sostenibilidad, que va muy ligado a la rehabilitación. “No hay duda de que hay que poner el acento en aquellas actividades relacionadas con la reforma y mantenimiento asociadas con la sostenibilidad”, afirma Romero. Pero el presidente de la Cambra asegura que el desarrollo de este subsector no va a ser posible si no se incentiva a la población a llevar a cabo este tipo de intervenciones mediante la reducción de la tributación por IVA.

En cuanto a la construcción no residencial, la de equipamientos e infraestructuras, también va a ganar un mayor protagonismo. Rafael Romero, presidente de la Cambra Oficial de Contractistes d’Obres, confía en que “una vez se normalice la situación económica este subsector va a cobrar mayor importancia porque hay una gran demanda. Concretamente, en Cataluña -asegura- hay un gran déficit de infraestructuras”.

Construir mejor y pensando en el consumidor

Tras años de construir mucho pero no siempre con estándares de calidad adecuados, todo lo que son aspectos relacionados con la sostenibilidad, la eficiencia energética, la industrialización del proceso constructivo y las nuevas tecnologías aplicadas a la construcción van a ganar protagonismo. El presidente de la comisión de Construcción del COEIC denuncia que “desde la época del imperio romano hasta ahora, la manera de construir viviendas no ha evolucionado mucho, sólo se han producido pequeños avances”. Lo mismo piensa el director de Nemetschek, quien afirma que el sector debe tender a la industrialización del proceso constructivo, como ya se hace en otros países. “Cualquier obra que no sea singular debe tender a la industrialización”, asegura. Esto equivale a realizar menos construcción in situ y más en fábrica, donde todos los procesos están sometidos a mayor control y donde se usa menos mano de obra pero también más calificada. La industrialización es un modo de construir mucho más eficiente que los métodos actuales, que son prácticamente artesanales.

Villamor también opina que debe aumentar la presencia de herramientas tecnológicas en el proceso constructivo. “Las nuevas tecnologías permiten trabajar de un modo más eficiente”, asegura. “En Alemania, más del 70% de las constructoras trabajan con sistemas 3D. En España, el porcentaje es del 20-25%. La tecnología existe pero su aplicación es baja en España y esto ha de cambiar”.

La formación

Para que todos estos cambios se hagan realidad, hay un factor imprescindible: la formación. Sin ella no hay cambio posible y los profesionales del sector son muy conscientes de ello y se están volcando a hacer cursos. El problema, explica Balagué, es que “no podemos dar respuesta a la gran demanda de formación que nos llega al Institut Gaudí de la Construcció porque han recortado las subvenciones, pero no hay duda de que el sector tiene muchas ganas de formarse y de tirar adelante”.


Una buena prueba de que hay voluntad de aprendizaje es la recién creación de la escuela de Rehabilitación y Restauración por parte del Institut Gaudí de la Construcció. El centro tiene como objetivo formar profesionales en este campo, que requiere “de una mano de obra y de unas empresas distintas a las actuales”, explica el presidente de la Cambra Oficial de Contractistes d’Obres.

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